Aunque ya estamos en la fase 1 del
confinamiento, todavía no hay las suficientes garantías para no contagiarse con
el covid-19, por lo menos yo no las veo y prefiero seguir teniendo mucha
precaución al respecto, por lo tanto y para poder continuar los reportajes en
el blog, tengo que seguir echando mano de vídeos y fotos de mis aventurillas
pasadas, que por otra parte me traen muy buenas y morbosas sensaciones.
Las fotos que acompañan este reportaje
están tomadas en un parque de mi ciudad, en el que suelo quedar para una
primera cita; se trata de un sitio que no está demasiado transitado y en el qué
si surge un buen feeling entre el chico y yo, se presta perfectamente para
mantener algún tipo de morboseo como el que podéis ver en estas imágenes.
En esta ocasión y después de mantener
unos cuantos mensajes por correo electrónico con este agraciado joven, le pasé
mi teléfono y concertamos la primera cita para una tarde entre semana. En cuanto
lo vi, me agradó mucho su presencia y limpieza, así que después de saludarnos,
le pasé el bolso a mi esclavo porteador para que nos siguiera, siempre tres
pasos por detrás como un buen perro. Cogidos de la mano, lo dirigí hacia una
zona más resguardada de posibles viandantes, aunque no exenta de presencias
inesperadas (esa sensación de poder ser sorprendidos, añade un punto extra de
adrenalina).
Nada más llegar a uno de los laberintos,
le ordené al ciervo que sacara la cámara y se pusiera manos a la obra en sus
cornudas obligaciones. Enseguida el chico me dio un tímido primer beso, pero al
ver mi positiva y anhelante reacción, se lanzó inmediatamente a comerme la boca
desenfrenadamente, tenía unos labios carnosos muy excitantes y los míos se abrieron
libidinosamente, dando paso a su ardiente lengua que se introdujo dentro de mi
boca, para fundirse con la mía en un húmedo y serpenteante juego húmedo.
Nuestros jugos salivares se mezclaban
pasionalmente, mientras mis braguitas también se iban mojando y su polla
endureciendo, me apeteció sacársela para ver el tamaño y sentir su rigidez
entre mis dedos. Cuando le metí la mano por la bragueta, mi perro avisó de que
se escuchaban voces de niños, paramos y efectivamente, unos críos habían
entrado por el laberinto y se acercaban peligrosamente al lugar donde nos
hallábamos.
Ese incidente nos obligó a suspender la
caliente situación. Salimos de allí y nos dirigimos hacia donde habíamos
aparcado el coche, seguidos por el esclavo porteador, sumisamente detrás. Al
llegar al vehículo, hablamos y nos tocamos un poco más, pero no pudo ser todo
el tiempo que yo hubiera deseado.
La norma habitual en mí, cuando acudo a
una cita, es ir siempre maquillada y con ropa atrevida, me gusta ir sexi para
resultar lo más deseable posible, es obvio que conseguir ese efecto me lleva un
cierto tiempo de preparación. Debido a ello, en algunas ocasiones suelo aprovechar
el desplazamiento, para quedar y conocer a más de un pretendiente, siempre con
al menos media hora de intervalo, aunque como sucedió en esta ocasión el hombre
que vino después, no merecía la pena en absoluto para llevar a cabo ningún tipo
de morboseo.
Debido a esa segunda cita que tenía programada, nos despedimos y le
afirmé que en breve le diría algo acerca de mi decisión para tener un encuentro
sexual completo. A pesar de haber disfrutado bastante, valoré todo lo que había
pasado en la quedada y me decepcionó mucho, el que en ningún momento le prestó
la más mínima atención al puto cornudo y por supuesto ni lo humilló ni insultó
y eso para mí es fundamental. Esa actitud, me hizo comprender qué si llegáramos
a citarnos para una sesión completa, la única motivación para él sería la de
follarme y nada más, privándome así de la enorme excitación que me provoca el
ver al cerdo cornudo sometido y vejado hasta la saciedad.
Por todo lo relatado, le escribí un
correo al día siguiente, explicándole todas las buenas sensaciones que había
experimentado con él, pero que sintiéndolo mucho me había fallado en algo
fundamental y que dejo muy claro en mis condiciones y que no es otra cosa, que
la dominación del macho Alfa, sobre mi animal con cuernos.
Os pongo también, un pequeño vídeo de una
de mis salidas nocturnas en plan depredadora a la captura de algún buen
semental, acompaña la película alguna foto de la presa bien dotada que logré
apresar entre mis redes. La cacería se me dio bien y ello me llevó a terminar
con mi vestido puesto de bufanda. En el vídeo también hago una dedicatoria para
dos de mis seguidores más fieles en aquel momento.
Es obvio, que estoy deseando que al
maldito coronavirus se le venza cuanto antes y así poder salir de nuevo con las
máximas garantías, para poder seguir adornando la testuz del imbécil de mi
marido, que ahora vive excesivamente feliz y relajado, el muy hijo de la gran
puta.